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Uno de los pasos para conseguirlo ha sido mejorar la eficiencia mediante la optimización de los componentes híbridos, que además son ahora un 20% más ligeros, con lo que el peso del conjunto se ha quedado en 1.300 kg, 50 kg menos que la primera versión.
Los dos motores eléctricos situados uno en cada rueda delantera entregan 75 kW (102 CV) por unidad, en lugar de los 60 kW (82 CV) de los anteriores. Dependiendo de la programación, esta potencia se aplica automáticamente mediante el acelerador, aunque el piloto puede activarla de forma manual durante unos instantes. De ese modo, el Porsche 911 GT3 R Hybrid cuenta con más de 200 CV suplementarios sobre los 470 CV que entrega el bóxer de seis cilindros que, como mandan los cánones de la marca, está colgado tras el eje trasero.
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Gracias a la mejora del sistema híbrido de alto voltaje, el nuevo híbrido de competición de Porsche puede prescindir de las rejillas de las aletas traseras, lo que redunda en una mayor eficacia aerodinámica.
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El resto de funciones se pueden manejar mediante los botones retroiluminados que ahora se encuentran en la consola central, en un esfuerzo por optimizar la ergonomía del coche que aspira a convertirse en la referencia en el Infierno Verde.
