El Porsche Boxster Spyder, por dentro y por fuera

Stuttgart (Alemania).- Porsche sabe que si lo que se quiere es correr de verdad, por mucha potencia que sea capaz de desarrollar un motor, es tanto o más importante que lo que lo envuelve sea lo más ligero posible.

Por ese motivo, en la gama del especialista en deportivos alemán siembre hay un hueco para una o varias versiones aligeradas -y de paso potenciadas- del sempiterno 911. Es fácil distinguirlas del resto, porque en su apodo siempre entran las siglas GT seguidas por un número.

Se echaba de menos, sin embargo, que el veterano Boxster no contara con una variante que cumpliera con unas premisas de este estilo. Desde que fue lanzado, en 1996, en Porsche se encontraron con el dilema de haber creado un atractivo biplaza con motor central que resultaba ser potencialmente más rápido que su modelo insignia.

Porsche Boxster Spyder ©Porsche	Porsche Boxster Spyder ©Porsche	Porsche Boxster Spyder ©Porsche
Porsche Boxster Spyder ©Porsche	Porsche Boxster Spyder ©Porsche	Porsche Boxster Spyder ©Porsche

Por ese motivo, nunca confesado oficialmente, los seguidores de la marca no han podido contar con una versión sobrealimentada del bóxer de seis cilindros del hermano menor del 911, que debía conformarse con un motor 2.5 de 204 CV, suficientes para pasar un buen rato pero no tanto como para hacer sombra a su hermano mayor.

Porsche Boxster Spyder ©Porsche

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Más como disculpa que como compensación, Porsche presentó el año 2000 un bloque en el que se subía la potencia a 220 CV gracias al incremento de la cilindrada a 2,7 litros. La auténtica novedad, sin embargo, llegaba de la mano del Boxster S, de cuyo bloque 3.2 emanaban 253 CV. Dos años después, la adaptación a las nuevas normativas antipolución trajeron consigo una leve mejora en el rendimiento, que en el Boxster se colocó en 228 CV y en el Boxster S en 258 CV.

Hubo que esperar a 2004 para ver la segunda generación del biplaza. El 987 cambiaba muy poco estéticamente respecto a las formas conocidas, aunque el frontal adoptaba el nuevo estilo de la marca.

La configuración y escalonamiento de los motores no variaba, de manera que el Boxster básico continuaba con un 2.7, aunque subido a los 240 CV, mientras que el 3.2 del Boxster S entregaba 280 CV. Éstos motores son los que estrenó el Cayman, el coupé derivado del descapotable y que, contrariamente a lo que sucede en cualquier marca, era más caro que éste.

La llegada de la distribución variable VarioCam Plus a estos motores permitió subir algo más la potencia, aunque lo que de verdad hizo flirtear al bóxer con la barrera de los 300 CV fue el incremento de cilindrada hasta los 3,4 litros.

El restyling de la segunda generación, mostrado por vez primera a finales de 2008, trajo consigo la incorporación del cambio PDK de doble embrague y alimentación de gasolina mediante inyección directa, un sistema que Porsche ha extendido por toda su gama de motores.

Porsche Boxster Spyder ©Porsche	Porsche Boxster Spyder ©Porsche	Porsche Boxster Spyder ©Porsche
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Los 256 CV del propulsor de 6 cilindros opuestos del Boxster dejaban atrás al anterior no sólo por rendimiento puro, sino también por consumos, a pesar de haber subido el desplazamiento a 2,9 litros. En el caso del 3.4, ahora son 310 CV los que se encuentran bajo el pie derecho.

Sí, todo esto está muy bien pero, tal y como se explicaba al principio, Porsche nunca ha permitido que el modelo de acceso a la marca pusiera en cuestión la supremacía de su icono.

Sin embargo, ocasionalmente ha lanzado versiones especiales que, como el Boxster Spyder, elevan el nivel prestacional del pequeño de la familia a un escalón más elevado. En este caso, la reducción de la masa a apenas 1.275 kg permiten intuir que se trata de un coche muy serio y hacen que el aumento en 10 CV del bloque plano se convierta en una mera anécdota.

Porsche Boxster Spyder ©Porsche	Porsche Boxster Spyder ©Porsche	Porsche Boxster Spyder ©Porsche
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La capota de lona, pensaba única y exclusivamente para que no te mojes, es sólo uno de los detalles de un coche pensado para ser lo más eficaz posible. Por ello se han suprimido elementos tan ¿superfluos? como el aire acondicionado o el equipo de sonido. Toda una declaración de intenciones…