Prueba realizada por Gaby Esono
Hasta no hace demasiado tiempo, cualquier producto de marca surcoreana solía relacionarse con un posicionamiento low cost. El argumento de un bajo precio permitió a algunas de ellas hacerse un hueco en determinados segmentos del mercado.
Ocurre, sin embargo, que cuando se batalla por precio es necesario alcanzar altos volúmenes de ventas para que el negocio sea rentable y antes de la crisis eso era relativamente difícil de conseguir si no tenías una cierta tradición, al menos en Europa.
Esto lo han entendido bien marcas como Hyundai y Kia, que con cada generación sus gamas se alejan cada vez más de esa imagen coches baratos. Hoy, la calidad de sus modelos se encuentra a años luz por encima de lo que ofrecían hace apenas una década.
Algo muy parecido puede decirse de Hankook. Ha sido una de las primeras marcas de neumáticos de ese país asiático que ha apostado por desarrollar una gama que se ajustara a las exigencias de los fabricantes europeos, y no de cualquiera. En sus comunicaciones aparece como quien no quiere la cosa la palabra premium, que es la más utilizada para definir a marcas como Mini, BMW o Mercedes-Benz.
Uno puede ver neumáticos Hankook montados de serie desde el Mini y el BMW Serie 1 al BMW Serie 5 y el BMW X5. Y la firma de la estrella tiene a Hankook en su lista de proveedores para el nuevo Mercedes-Benz Clase S o el Mercedes-Benz Clase E. Y habrá que pensar que ninguna de estas marcas se jugaría el prestigio en un componente tan a la vista como son los neumáticos.
Asentado, pues, como un fabricante de calidad -y no solo, porque la apuesta por ser el proveedor único del DTM tiene también lecturas enfocadas a la deportividad-, a Hankook le queda ahora conseguir que el gran público reconozca también su marca entre las principales del mercado.
La gama de neumáticos Hankook Ventus cuenta con diversas variantes que se ajustan a los requerimientos de cada modelo. Los Ventus Prime2 son los elegidos por Mercedes-Benz para calzar a la nueva generación de su buque insignia, el Clase S.
De medidas 245/55 R 17 102W, estos neumáticos que la marca denomina de «ultra alto» rendimiento han sido concebidos para ofrecer un grado de confort y silencio de rodadura acordes a las especificaciones técnicas impuestas por la firma de Stuttgart, sin olvidar las prestaciones en resistencia a la rodadura, eficacia en frenado y manejabilidad.
Los neumáticos Hankook Ventus S1 evo2 en medidas 225/50 R 17 son la monta elegida para equipar de serie al Mercedes-Benz Clase E 220 BlueTEC BlueEFFICIENCY Edition, la berlina de lujo más eficiente del mundo.
La contribución de estos neumáticos que Hankook produce en su planta ubicada en Hungría se centra lógicamente en la reducción de la resistencia a la rodadura, debida en parte, según asegura el fabricante, a la importante reducción del peso. BMW también los usará a partir de agosto de 2014 en los Serie 5 de gasolina (del 520i al 535i) y en el 520d, pero las medidas de serie del sedán bávaro son 225/55 R 17W.
Para adaptarse a los requerimientos específicos de los «Sport Utility Vehicles», Hankook ha desarrollado la variante Ventus S1 evo2 SUV que ya forma parte del equipo de serie del BMW X5. Estarán disponibles como repuesto a partir de la primavera, en medidas que irán desde 17 a 22 pulgadas de diámetro de la llanta, anchuras de 225 a 315 mm y perfiles de 60 a 30.
La otra novedad presentada en Castellolí fueron los neumáticos Hankook Ventus V12 evo2, una rueda de altas prestaciones cuya comercialización también está prevista a partir de la primavera de 2014.
Concebido como su predecesor con una banda de rodadura direccional con una estructura de bloques 3D, su dibujo se ha modificado para mejorar la canalización del agua.
Una nueva fórmula de polímero de estireno en la que se incluye un compuesto de nanopartículas de sílice que, aseguran, mejora la tracción pero, sobre todo, reduce las distancias de frenado en seco (4%) y especialmente en mojado (5%). Las medidas disponibles combinarán diámetros de 16 a 19 pulgadas en unos anchos de la banda de rodadura de 205 a 255 mm en perfiles 30 a 50.
Hankook necesitaba organizar un gran evento para dar a conocer sus principales novedades para los próximos meses. Para ello, los responsables de la marca, cuya central europea se encuentra en Neu-Isenburg, Alemania, eligieron el Circuito de Castellolí, en Barcelona, para organizar un evento para los principales medios de comunicación especializados en Europa.
Se trataba de una oportunidad para conocer el comportamiento de la gama Hankook Ventus en condiciones extremas, tanto en el trazado de velocidad con el BMW 335i como en la zona de escuela del circuito catalán, permanentemente regada, en la que pudimos que diversas unidades de Mini Cooper.
Cualquier coche de calle se siente como un pulpo en un garaje cuando lo metes en un circuito. El poderoso seis cilindros en línea TwinPower Turbo de BMW instalado en la berlina, que en conducción en carretera es toda una referencia en prestaciones, parece más dócil cuando sales del pit lane y te lanzas en busca del lado izquierdo de la pista para trazar correctamente la primera curva del circuito de Castellolí.
Es precisamente en ese punto, y no antes, cuando te das cuenta de lo deprisa que has llegado a final de recta, sobre todo percibes que los frenos hacen lo que pueden con los 1.800 kg de coche que empujan con todas las ganas hacia delante. Y es entonces, y no antes, cuando se agradece que la dirección responda con precisión.
Diría que la primera impresión fue positiva, pero lo cierto es que la primera vuelta al variado trazado me dediqué a tratar de recordar la trazada correcta, un ejercicio nada sencillo porque está poblado de curvas ciegas, en las que no ves el vértice hasta que ya estás prácticamente dentro.
Vale, los de Parcmotor (entidad que lo gestiona) fueron amables y colocaron conos en los puntos de referencia, pero cuesta un poco confiar en ellos cuando tienes más de 300 CV empujando por detrás y el suelo está mojado. Por eso en la primera vuelta agradecí que el modo de conducción Sport+ no estuviera disponible. Con el Sport a secas, los controles de estabilidad y tracción dan cierta sensación de libre albedrío, pero es mentira.
No dejan la suficiente libertad para que recaiga en el conductor la responsabilidad de retomar el control cuando uno de los ejes, o los dos, deciden ir por su cuenta. Lo tengo claro porque me pasó una vez, al principio.
Para las siguientes dos vueltas ya pude concentrarme en cómo funcionaban los neumáticos, que a ritmo alto demostraban una gran rapidez en los cambios de dirección. Hay que recordar, en cualquier caso, que BMW utiliza neumático «run flat» que, para que puedan rodar sin aire, necesitan de una estructura especialmente rígida. Una buena ayuda para conseguir un comportamiento impecable.
Lo curioso es que, una vez tomadas las medidas al húmedo escenario, buscar los límites resultó más sencillo de lo que parecía, porque la pérdida de adherencia se produce de forma progresiva y predecible.
Eso explica que, en el trazado de escuela, el Mini Cooper fuera también muy fácil de conducir en unas condiciones difíciles. Se diseñó un recorrido muy variado y selectivo, ratonero más bien, y bastante lento.
Pese a ello, el suelo era muy resbaladizo y permitió comprobar que el agarre en mojado era sobresaliente, algo que con seguridad los técnicos de Hankook ya tenían claro.
Uno puede haber probado muchos coches y creer que ha sabido llevar muchos de ellos al límite. Y de repente alguien te dice que te sientes junto a un piloto profesional de verdad, que compite en uno de los campeonatos más igualados que existen, y ahí se te acaban todas las tonterías. Si algo tiene el DTM, aparte de la espectacularidad y la igualdad de todas sus carreras, es que promueve la cercanía con todos sus pilotos.
Todos se entregan con profesionalidad a las convocatorias de promoción de este certamen, en el que ahora compiten a cada de perro Audi, BMW y Mercedes-Benz.
Si la firma de la estrella metió en Castellolí a Dani Juncadella y su coche, BMW cedió a su piloto estrella, el franco-canadiense Bruno Spengler, campeón del DTM en 2012.
A los mandos de una particular versión del BMW 428i Coupé (el ACS4 2.8i rotulado como coche de la policía y firmado por AC Schnitzer), al igual que el piloto catalán dedicó toda la jornada a dar vueltas de exhibición a los periodistas que estuvimos allí.
Es sorprendente el partido que se le puede sacar a los 294 CV y 420 Nm del «pequeño» motor 2.0 TwinPower Turbo retocado por el preparador alemán.
A pesar de lo rutinario que podría haber sido la actividad para Spengler, durante la vuelta me aseguró que para él era muy divertido poder conducir un coche como ése sin la presión de la competición, porque era muy fácil de llevar al límite. La sonrisa de oreja a oreja que lució durante mi vuelta, me hizo sospechar que no era un comentario por compromiso.