El vehículo desarrollado para batir esta marca está construido en una combinación de carbono y aluminio, pesa 3 toneladas y mide 7,6 metros.
Las 12 calderas con las que está equipado son capaces de bombear 50 litros de agua por minuto que, calentados a 400ºC, se inyectan a la turbina a una velocidad en torno a 10 veces la del sonido. Para transmitir la potencia al suelo, se ha confiado en unos neumáticos GoodYear de medidas 23.0×5.0-15 delante y 28.04.5-15 detrás.
El recórd absoluto de velocidad sobre el suelo lo mantiene todavía Craig Breedlove, que dirigió el «Spirit of America» en 1963 a 643 km/h en Salt Lake, en Estados Unidos.