Redacción (Frankfurt).-Los productos de Hamann siempre se han caracterizado por elevar hasta el límite de lo razonable las prestaciones que el constructor original no suele atreverse a ofrecer, probablemente porque la mentalidad de carreras de su fundador, el piloto Richard Hammann, necesitaba expresar ese algo más que los coches de serie no tienen.
En Frankfurt pudo verse con claridad qué es lo que ofrece este especialista en preparaciones con base en Laupheim, cerca de Ulm, capaz de potenciar sin miramientos desde un BMW 730d hasta un Mercedes-Benz Clase G. La novedad en la cita alemana, sin embargo, estaba pintada del color blanco de un Ferrari 599 California.
Como los 460 CV del motor 4.3 V8 del modelo italiano no eran suficientes, en Hamann han retocado la gestión electrónica y han sustituido los escapes originales por otros deportivos de acero inoxidable (como si los de serie fueran malos), con lo que aseguran que la potencia se eleva hasta un 20%. Los aditamentos aerodinámicos, realizados en carbono, igual que el capó, tienen una misión tan funcional como de modificación de la imagen. En el mismo sentido, el programa de personalización incluye unas llantas de aluminio de 21 pulgadas, ultraligeras y desmontables, a las que llaman Edition Race, sobre las que montan neumáticos de 245/30 para el eje delantero y 345/25 detrás.
Otra de las criaturas que encerraron en su stand era el Hamann Volcano, lo que traducido significa un Mercedes-Benz McLaren SLR pintado para la ocasión y con 700 CV y 830 Nm extraídos del V8 de 5,4 litros de capacidad.
El secreto está en una nueva centralita, colectores de escape de muchos quilates y una combinación modificada de poleas para las correas de los compresores. Por si acaso, una segunda bomba de agua. Y, para que no falte de nada, la electrónica de la caja de cambios también ha sido revisada. Si exteriormente no cabe duda de que se trata de una preparación muy especial, las seis salidas de escape se encargan de que todo el mundo se gire para asegurarse de que es cierto lo que está oyendo. Eso, si te da tiempo, porque con 348 km/h de punta, hace falta estar muy atento.
El Hamann Tycoon Evo representaba su propia interpretación de lo que la nueva generación de SUVs hiperdeportivos debe ser. Basado en el BMW X6, cualquier parecido con el original es mera coincidencia. Frontal y parte posterior modificados, con luces diurnas tipo LED y llamativos escapes y spoilers tan efectivos como efectistas. Llantas de 23 pulgadas con ruedas de perfil ultra bajo 315/25, además de una altura rebajada en 40 mm en ambos ejes, ponen la guinda visual a este trabajo. Hamann se ha permitido el lujo incluso de ofrecer varias posibilidades mecánicas, que en gasolina pasan por el X6 xDrive 35i con 360 CV y una velocidad máxima de 275 km/h y por los 501 CV y 300 km/h del xDrive 50i. Al lado de éstos, el xDrive 30d de 265 CV y el xDrive 35d de 320 CV parecen hasta discretos.
A la vista de las imágenes, parecería que con el Hamann Lamborghini Gallardo Victory han intentado ser más respetuosos. Sin embargo, las modificaciones mecánicas siguen el mismo talante transgresor que todas las demás: 520 CV para el V10 del coupé italiano (30 CV más que cuando salió de Sant’Agatha Bolognese).
Con el que parece que no se han atrevido a ir más lejos es con el Porsche 911 GT3 RS. Quizá es que consideran que el sempiterno motor 3.6 bóxer de 415 CV es perfecto y que bastaba con afinar aerodinámica y bastidor. O tal vez sea que si quieres algo muy especial, te encierran en una habitación para interrogarte con un flexo apuntándote en la cara.
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Por lo dicho hasta ahora, podría parecer que Hamann es uno de esos típicos preparadores clasistas que sólo piensan en acaudaladísimos clientes que prefieren distinguirse a toda costa de los demás, sin respetar los valores y tradiciones de las marcas originales. Cierto, pero también ofrecen otras opciones, como por ejemplo el Hamann Largo, sarcástico nombre del Fiat 500 que tienen en el catálogo.
Los paragolpes delantero y trasero alargan la carrocería 30 y 35 mm respectivamente, de ahí la denominación. El trabajo no se queda en eso, sino que las aletas se han ampliado en ambos ejes para dar cabida a unos enormes neumáticos 215/35 ZR 18 (opcionalmente, se pueden pedir unos 225/35 ZR 18) y la suspensión cuenta con unos muelles que rebajan la altura 60 mm. Los frenos, por su parte, cuentan con unos discos de 280 mm de diámetro delante (257 mm detrás, opcionales), pinzas de cuatro pistones y latiguillos metálicos. Y todo esto, ¿para qué? Pues simplemente para tener bajo control los 265 CV a los que se ha llevado el motor del Abarth original. El par, 348 Nm, ya lo querrían muchos turbodiésel.