Los asientos tipo «baquet» en el interior y el equipo de señalización óptica con cámara de televisión integrada lo distinguen claramente de sus hermanos, además, por supuesto, de los logotipos F1 de la carrocería.
Los 571 CV de su motor V8 de 6,2 litros permiten acelerar al último deportivo de Mercedes-Benz de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos, suficiente para mantener a raya a los monoplazas de F1 cuando es necesario ralentizar la carrera a causa de algún incidente.
Durante el Salón del Automóvil de Ginebra pudo verse esta especialísima versión, que estuvo acompañada de otras versiones más concencionales del nuevo biplaza.