Un salón de inmensas proporciones como el de Frankfurt, en el que se presentan varias decenas de novedades, obliga a concentrarse bien en lo que uno quiere ver si no quiere perderse detalles importantes. Eso, que es relativamente fácil de conseguir en stands donde la estrella es un aparatoso concept car o un llamativo superdeportivo, resultaba más complicado en la exposición de Mazda.
Hacía pocas semanas que la marca japonesa había anunciado el lanzamiento del nuevo Mazda3, la tercera generación de su compacto, en la que se ha utilizado la filosofía Skyactiv de desarrollo de automóviles que tan buen resultado hemos comprobado que le ha dado en la prueba del Mazda CX-5 y en la del Mazda6.
La cosa es que, al haberse basado también en el lenguaje de diseño denominado Kodo, el Mazda3 mantiene sin embargo unos trazos estéticos que lo asimilan sin ningún genero de dudas con sus hermanos, con lo que se ha desarrollado una identidad de marca muy definida, con las ventajas e inconvenientes que ello conlleva.
Por eso, a pesar de que se trataba de una novedad mundial, el parecido en algunos ángulos con el Mazda6 obligaba a fijarse bien. Por eso, y a la espera de poder probarlo más en profundidad, el principal objetivo de la visita a la feria alemana era comprobar si en el interior se había trabajado tanto como en otros aspectos del coche.
Y sí, la mejora en los acabados es palpable. Materiales más agradecidos de ver y tocar hacen que la vida a bordo del nuevo Mazda3 se presuma más agradable que en el modelo al que sustituye que, sin ser malo en este sentido, sí mostraba un exceso de plásticos duros que deslucían el resultado final. Solventado este hándicap, detalles como el head-up display (que deja libre la esfera central del cuadro de mandos para el cuentarrevoluciones), la pantalla central táctil o el mando giratorio en la consola central (HMI Commander) suponen un salto muy significativo.
Aunque sin tanta diferencia con sus rivales como el primer Mazda3, el nuevo compacto nipón sigue manteniendo unas dimensiones considerables para el segmento, al que llega tanto con carrocería de 4 puertas (SportSedan, de 4.585 mm de longitud) como de 5 puertas (4.465 mm). El volumen de maletero, en cualquier caso, vuelve a sacrificarse en pro de una mayor habitabilidad trasera. Los 364 litros declarados para el 5 puertas (419 litros en el tres volúmenes) quedan lejos de los 380 litros de un SEAT León o los 408 litros de un Citroën C4.
La gama de motores, tal y como se anunció en la presentación mundial del Mazda3, mantiene el pragmatismo eficiente de los modelos Skyactiv, con tres propulsores de gasolina Skyactiv-G (un 1.5 de 100 CV y dos 2.0 de 120 y 165 CV), y otro diésel Skyactiv-D que entrega 150 CV.