Redacción (Ginebra).- Después de comprobar cómo se las gasta la firma nipona con modelos como el Nissan 370Z, la curiosidad por saber qué han hecho con su primer biplaza deportivo eléctrico gana enteros.
El aspecto del Esflow es, de entrada, el de un deportivo estricto. Según Nissan, también lo es su comportamiento. La tecnología de base empleada es la del LEAF, pero en este caso con dos motores eléctricos, cada uno acoplado a una de las ruedas traseras.
El modelo se ha creado desde los cimientos como un deportivo, para tener una idea de cómo la tecnología de propulsión eléctrica disponible podía adaptarse a un coche de sus características. Esto significa que no se han tenido que readaptar componentes en una plataforma ya disponible, sino que estos se han colocado con absoluta libertad donde más podían beneficiar al comportamiento.
Los dos motores, en este caso, están instalados muy cerca de las ruedas traseras, pero en una posición central en el eje. El control independiente de cada una de las ruedas también permite repartir a voluntad el par para asegurar la tracción en todas las condiciones, o acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 5 segundos.
La electricidad se almacena en un pack de baterías laminadas de iones de litio colocadas a lo largo de los dos ejes, algo que permite centralizar las masas del vehículo. La autonomía estimada es de unos 240 km.
El chasis de aluminio se ha diseñado alrededor del sistema de propulsión. Una particularidad de las baterías eléctricas es que no pierden peso al perder autonomía (como pasa con un depósito de gasolina convencional), de manera que el reparto de pesos en siempre invariable.