Prueba SEAT Alhambra 2.0 TDI Ecomotive Technology DSG Style: revuelo generacional

Prueba realizada por Gabriel Esono

El SEAT Alhambra supuso, allá por el lejano 1996, la primera incursión de la marca española en el segmento de los monovolúmenes. Fue una llegada un tanto tardía porque, por aquella época el Renault Espace ya llevaba unos cuantos años consolidado.

Lo mismo puede decirse de los frutos de la alianza de sus rivales franceses de PSA Peugeot Citroën con los italianos de Fiat, que había dado lugar a cuatro modelos más: los Peugeot 806 y Citroën Evasion por un lado, y los Fiat Ulysse y Lancia Phedra por el otro. El Chrysler Voyager era otro de los pioneros en un mercado en auge, en el cual siempre se ha distinguido por sus mastodónticas dimensiones, lo mismo que ocurría con el marginal Opel Sintra.

Volkswagen y Ford se pusieron de acuerdo para hacer algo parecido a lo de la fructífera colaboración francoitaliana, y SEAT supo sacar provecho de ello para lanzar un modelo con su propio sello, un coche que salía de la misma planta portuguesa que el Sharan y el Galaxy y que, por tanto, contaba con el mismo estándar de calidad que el de los productos de los gigantes del automóvil.

Un buen día, la firma del óvalo decidió separarse del proyecto conjunto con los chicos de Wolfsburg y Volkswagen, enfrascada en el desarrollo de modelos tan exigentes como el Phaeton o el Touareg, decidió tirar de restylings para mantener viva la oferta por su monovolumen de mayor tamaño, hasta que llegaran tiempos más propicios.

Esos tiempos han llegado y SEAT, como es tradicional, saca buen provecho de la tecnología conjunta para contar con un modelo completamente nuevo al que han dotado con la identidad de la marca, que por algo se hace llamar «Autoemoción». Veamos cómo se traduce esto a 4,85 metros de coche y siete plazas útiles.

Una de las facetas que con más acierto está sabiendo desarrollar SEAT es la de la eficiencia en sus realizaciones. El sello Ecomotive es hace tiempo sinónimo de ahorro de combustible y, de hecho, el anterior SEAT Alhambra ya contaba con una versión de estas características.

Con la nueva generación, sin embargo, la firma de Martorell ha querido demostrar una madurez tecnológica que va más lejos que la mera reconfiguración de la centralita electrónica, el alargamiento de las relaciones de cambio, o el montaje de neumáticos de baja resistencia a la rodadura.

De hecho, todos los nuevos Alhambra son Ecomotive o Ecomotive Technology, que es lo mismo que decir que cuentan con Start/Stop y sistema de regeneración de la energía, dispositivos hasta hace muy poco vetados a toda marca que no fuera premium.

El resultado de este elenco tecnológico se resume en la cifra de consumos: 7,0 l/100 km la oficial, 8,2 l/100 km la nuestra. Hay que tener en cuenta que esta versión que hemos probado contaba con el eficaz cambio DSG que, a pesar de que se encuentra a varios mundos de distancia de lo habitual hasta hace poco en transmisiones automatizadas, es aún un poco menos eficiente de lo que un cambio manual lo sería si se sabe practicar conducción eficiente.

En la práctica, las diferencias en cuanto a cifras de consumos deberían ser marginales y, a cambio, se tiene la comodidad de uso de una de las mejores cajas del mercado, tan satisfactoria en un rabioso deportivo como en un familiar sin condiciones como este Alhambra.

Es precisamente la versatilidad del DSG la que permite hablar de este cambio como un ejemplo de suavidad y que se adapta bastante bien al funcionamiento del motor de este enorme familiar. Siguiendo con el propulsor, si eres un lector habitual de Cochesafondo, ya sabrás un poco de él, montado en otros modelos que ya hemos probado, como el SEAT Ibiza FR, SEAT Exeo ST o el Audi A3.

Las variantes en torno a los 140 CV del 2.0 TDI con sistema de inyección directa diésel common-rail siempre nos han mostrado un empuje que, lógicamente, se tornaba más deportivo cuanto mas pequeña era la carrocería que las alojaban. Resguardado en el vano delantero del SEAT Alhambra, esa energía se guarda para otros menesteres, de manera que en lugar de un carácter dinámico, el Alhambra 2.0 TDI 140 se destapa como un percherón capaz de recorrer largas distancias a plena carga y a buen ritmo, siempre que éste sea sostenido.

Cuando pienso en el comportamiento del nuevo SEAT Alhambra, enseguida me vienen a la cabeza los modelos anteriores que he probado de este coche. Altos, con una enorme superficie acristalada, no era necesario exceder los límites en autopista para darse cuenta de que se trataba de un coche de otro siglo. Cómodo, sí, pero parecía que hubiera sido concebido para que el conductor sintiera sobre sus hombros la responsabilidad de estar llevando una pesada carga, la de la vida de una familia numerosa entera.

El de ahora transmite otras sensaciones. Sigue siendo un coche de proporciones considerables, con una carrocería muy voluminosa, como corresponde a cualquier vehículo de 7 plazas, pero esta vez los trayectos por autopista a velocidades elevadas (o muy elevadas) podrían confundirse con los de una berlina de buen ver.

Las oscilaciones de la carrocería son las justas y necesarias, para que uno no se confunda y crea estar conduciendo un deportivo, pero ya está. La palabra que más se acerca a lo que se experimenta al volante del monocuerpo de SEAT es confianza. La confianza en una dirección suficientemente directa, seguridad en unas distancias de frenado ajustadas, tranquilidad de que, en una curva, el coche va a hacer algo muy parecido a lo que tú le ordenes, porque además para eso están los diferentes sistemas de estabilidad, tracción, etc.

De hecho, el mismo propulsor permite un amplio margen a un bastidor bastante bien puesto a punto, incluso si eres de los que quieren enseñarles a la prole donde se encuentra el vértice de cada curva. Aunque si lo que te van son las emociones, entonces será mejor que apuestes por la variante de 170 CV, que probablemente te dará algo más de juego.

Francamente, creo que importa relativamente poco que el SEAT Alhambra tenga una carrocería más grande y atractiva, o que cuente con conjuntos mecánicos más eficientes. Al final, donde de verdad se tiene que notar el salto generacional en un coche familiar como éste, es cuando abres cualquiera de sus puertas. Y vaya si se nota.

Empezando precisamente por éstas, parece mentira que las puertas correderas no sean un estándar en los monovolúmenes. Son más prácticas, más fáciles de abrir, no te limitan la entrada y salida de las plazas traseras… Vamos, un lujo que no debería ser tal, a no ser que pidas la apertura eléctrica, opcional en la versión Style, por 1.000,77 €, y que incluye el portón trasero.

Una vez dentro, nos encontramos con un puesto de conducción que no deja lugar a dudas: el Alhambra es un automóvil hecho para tomarse las cosas con calma. La postura es perfecta, pero la inclinación del volante es demasiado horizontal como para que se te olvide por un momento que lo de este coche es llevar a gente sin prisas.

Si lo tienes claro, todos ellos te agradecerán el viaje, ya que es muy cómodo. Las suspensiones filtran las irregularidades con eficacia, el aislamiento del motor es sobresaliente, los asientos son amplios y con el mullido adecuado y, como no podría ser de otra manera, hay espacio por todas partes. Si no se usa aquí la expresión «salón rodante», ya no puede utilizarse nunca.

Luego está la parte práctica, que también está muy bien resuelta. Cambiar la configuración de los asientos es tarea sencilla y no hace falta hacer un máster en versatilidad para aumentar la capacidad del maletero en cuestión de segundos.

Además de esto, hay que recordar que el SEAT Alhambra comparte línea de montaje con el Volkswagen Sharan, lo cual no deja de ser una ventaja que se hace especialmente evidente al mirar el salpicadero, un calco el uno del otro, con la salvedad

del volante. Así pues, el monovolumen español exhibe en su interior el mismo diseño sobrio y casi soso del producto alemán, aunque la contrapartida es que nadie podrá decir que un Volkswagen ofrece más calidad que este SEAT.

Donde el diseño cuenta menos es en el inmenso y regular maletero, que con las dos filas traseras de asientos abatidas (opción por 753,22 € para los diésel Style, 1.596,97 € para los Reference) alcanza los 2.297 litros de capacidad. Si eres de los que a la hora de comprar el coche piensa en la familia política, entonces necesitarás un cofre portaequipajes para el techo, porque los 267 litros apenas dan para el avituallamiento para una excursión al campo, pero es que si pides más es que lo que estás buscando es un minibús.

Es posible que me equivoque, pero cuando pienso en un segmento donde el pragmatismo tiene un peso importante a la hora de decidir, de inmediato me aparece el de los monovolúmenes. Y claro, la primera cuestión a tener en cuenta desde un punto de vista práctico es el presupuesto.

Si se mira por encima la lista de precios, puede verse que el SEAT Alhambra no es un coche barato precisamente. En un rango que va desde los 30.300 € del 1.4 TSI Reference y los 39.550 € del 2.0 TDI 170 Style con el cambio DSG, los 38.000 € de la versión que tenemos aquí la sitúan casi en lo más alto de la oferta del monocuerpo de la firma de Martorell. Es decir, es para aquellos que quieren todo lo que puede ofrecer y tienen claro que no van a jugar a las carreras con él.

Dinámicamente, es de lo mejorcito que uno se puede encontrar en el mercado, con permiso del Volkswagen Sharan con suspensión ¿deportiva?, y también del sorprendente Ford S-Max. Respecto al primo hermano del Alhambra, los precios se sitúan siempre entre 2.000 € y 4.000 € a favor del SEAT. Visto así, la cosa cambia, y creo que mucho tendrán que trabajar la imagen en Volkswagen para convencer de que la diferencia merece la pena.

Comparaciones aparte, el equipamiento es suficientemente completo como para no echar nada de menos, aunque la lista de opciones comienza a ser muy larga para tratarse de una marca generalista. Teniendo en cuenta que su anterior modelo es el Exeo, ¿no será que, a lo tonto, SEAT se está convirtiendo en una marca más elitista?

SEAT está sometida a una difícil disyuntiva cuando se lanza al desarrollo de un coche como el Alhambra. La filosofía de marca dinámica y juvenil que sus campañas de marketing se empeñan en mostrarnos se encuentra con la necesidad como fabricante de producir modelos de alto valor añadido.

Su monovolumen ya está asentado en nuestro mercado y es lógico que la marca no quiera desaprovechar el desarrollo de esta plataforma por parte del Grupo Volkswagen. Y ya que lo hacen, lo mejor es aprovecharse de ello.

Dentro de este coche te sientes bien, y no sólo tú, sino también los que van contigo. Y eso debería ser suficiente como para decidirse por un modelo que no va ni mucho menos de modesto por la vida.