Prueba SEAT Ibiza 1.6 TDI Sport contra Peugeot 207 1.6 HDi Sport

Equipo de pruebas de Cochesafondo.com

No hace falta remontarse muy lejos para recordar que el llamado «segmento de los 4 metros» estaba copado por los aún denominados coches compactos, que recibían tal apelativo debido a que la mayoría de ellos rondaban tal longitud.

Hoy, aunque modelos como el Peugeot 308, el SEAT León o el Renault Mégane siguen estando a caballo entre las berlinas medias y los polivalentes que traemos a esta comparativa, la gran mayoría de ellos han crecido sensiblemente respecto a las generaciones anteriores.
En el segmento inferior ha ocurrido exactamente lo mismo, hasta el punto de que tanto el SEAT Ibiza como el Peugeot 207 superan esta barrera que antiguamente los habría colocado como coches familiares.

Los propulsores que montan también sirven de claro ejemplo de cómo están cambiando los tiempos. Aunque el mérito del desarrollo de los motores TDI fue de Audi y Volkswagen se encargó de hacerlos deseables montándolos en el Golf, la marca que realmente popularizó la inyección directa en nuestro país fue SEAT.

El Ibiza de segunda generación, y su derivado el Córdoba, contaron entre sus atributos las variantes de 90 CV y 110 CV de aquel motor, el 1.9 TDI con bomba radial, toda una referencia en cuanto a prestaciones y consumos en aquella época. Pero aquello eran los ’90. Más tarde Peugeot hizo lo propio con su refinado 2.0 HDi, aunque el sistema common rail montado en el 206 sólo estaba disponible con la variante 90 CV.

Ahora, por consiguiente, nos encontramos con unos niveles de potencia muy similares a los de entonces, que han de arrastrar carrocerías más grandes, con niveles de equipamiento de seguridad y confort superiores y, además, tienen que superar normativas anticontaminación mucho más restrictivas.

En definitiva, estamos ante un nuevo tipo de coche.

Si antaño las diferencias entre los motores HDi del Grupo PSA Peugeot Citroën y los TDI del Grupo Volkswagen los convertían en la noche y el día, hoy no está tan claro el asunto. Abandonado el sistema de bomba inyector por parte de los alemanes, ahora tanto unos como otros utilizan la inyección mediante raíl común.

No en vano es el sistema de alimentación de motores diésel para turismos que se ha revelado como el más eficiente y refinado, entendido esto como el que genera menor nivel de ruidos y vibraciones.

El bloque alemán que monta el SEAT Ibiza es más nuevo que el francés y, aunque declara 105 CV, media decena menos que el Peugeot, el par motor de 250 Nm supera en 10 Nm los que aparecen en la ficha técnica del 207 HDi. Estas cifras dan a entender, a grandes rasgos, que la igualdad debería ser la tónica general en la mayoría de las mediciones.

De hecho, si seguimos mirando lo que dicen los fabricantes, nos encontramos con unas aceleraciones de 0 a 100 km/h en 10,1 segundos para el polivalente galo, y de 10,5 segundos para el español. Si se trata de alcanzar los mil metros desde parado, la diferencia es aún más estrecha, con un registro de 32,0 segundos en el HDi, tres décimas más rápido que su rival, cuya velocidad máxima se queda en los 188 km/h, por 193 km/h del de la firma del león.

Puestos a rodar, estas diferencias quedan claramente reflejadas en una comparación directa. En una aceleración en línea recta, el Peugeot 207 HDi 110 consigue distanciarse de forma sutil pero perceptible, mientras el Ibiza TDi 105 deja claro que 5 CV de diferencia, cuando se trata exprimir la mecánica, se acaban echando en falta.

Y tú dirás que estos coches no son para hacer pruebas de aceleración. Cierto, de modo que te cuento ahora lo que pasa en circulación diaria: más o menos lo mismo. A pesar de que el par motor del TDI es oficialmente algo superior, el Ibiza ha de cargar con unos desarrollos muy largos y, sobre todo, con unos neumáticos desmesurados. Una sección de 215 mm en llanta de 16″, por muy vistosa que resulte, es a todas luces excesiva para un coche que necesita más de medio minuto para alcanzar los primeros mil metros.

Los largos desarrollos han permitido a SEAT homologar una cifra de consumo medio de 4,2 l/100 km en este Ibiza, cuando en el polivalente francés son 4,5 l/100 km. El 207, sin embargo, vuelve a ganar la partida en este campo cuando nos movemos en el mundo real de las curvas y las rectas, las pendientes y los adelantamientos

Cuando se quiere mantener un ritmo más o menos ligero en carretera de curvas, o simplemente cuando intenta seguir el ritmo del Peugeot, el Ibiza te obliga a reducir a una marcha inferior más a menudo de lo que sería deseable, con lo que la hipotética ventaja se desvanece, a no ser que ruedes por la amplia y llana Castilla o alguna zona similar.

Tanto el SEAT Ibiza como el Peugeot 207 pueden ir con la cabeza bien alta en lo que se refiere a comportamiento dinámico. En ambos casos, la pisada sobre el asfalto es franca y ofrece confianza desde el primer kilómetro, de modo que decir cual de los dos es mejor es un poco más complicado que con los motores.

El modelo galo tiene un tarado de la amortiguación con un matiz suave que lo orienta más bien hacia la comodidad que hacia la eficacia pura y dura. No olvidemos que se trata de un motor sin ambiciones velocísticas, de forma que cuando se trata de abordar virajes, se apoya de forma pausada, sin estrés. Eso no significa que cuando se circula deprisa la oreja te roce el asfalto, pero no es de los que sugiere que le pidas a las autoridades que te cierren un tramo.

El Ibiza tampoco es un sprinter, eso ha quedado claro. Sin embargo, es de los si un día te pilla con el cuerpo alegre, no te hará ascos a jugar con las inercias y a hacerte creer que, si tú quisieras, podrías forzar algún contravolante motivador. No nos engañemos, es un coche de base, pensado para hacer muchísimos kilómetros sin rascarte demasiado el bolsillo, y en eso triunfa como pocos.

Pero ese punto de sal y pimienta que le ha dado SEAT a la suspensión de la versión Sport del Ibiza lo tienen muy pocos modelos en su segmento, al menos con este tipo de motorización y nivel de potencia. Una prueba de ello es, por ejemplo, que el control de estabilidad es parcialmente desconectable y, cuando pasas de 40 km/h, la lucecita sigue encendida, no como en el francés.

Otro detalle, más atractivo si cabe, es que el mismo ESP tiene incorporada la función de diferencial autoblocante XDS, que frena la rueda interior cuando esta pierde tracción en una curva. De acuerdo que no es un Torsen ni un Quaife ni nada por el estilo, pero es que no estamos hablando de un Ford Focus RS ni de un Mazda3 MPS. Este coche es un SEAT Ibiza 1.6 TDI y, teniendo en cuenta lo que se podía esperar de él, la verdad es que el sistema aporta un plus de eficacia en los giros que ya quisieran algunos deportivos.

La calidad de los acabados o, mejor dicho, la calidad percibida en general, es uno de los aspectos donde más se nota la evolución de ambas marcas en el segmento B, que hay que recordar que es uno de los más reñidos.

Puede que para muchos el precio sea el primer factor a tener en cuenta a la hora de comprarse un coche que ronda los cuatro metros de longitud, pero cada vez son menos los que están dispuestos a renunciar a unos elevalunas eléctricos, un equipo de música o el aire acondicionado. Yo, desde luego, no lo haría.

Y ya no es sólo una cuestión de equipamiento, sino que muchas marcas tienen claro que la apariencia de sus productos es también muy importante. En ese sentido, el Peugeot 207 supuso un gran paso adelante respecto a su predecesor el 206, ya que además de ser un coche más grande también ha ganado en la prestancia del interior. Más sobrio y rectilíneo, visualmente da la sensación de ser un coche más serio, con más empaque, con todos los mandos en su sitio y con un equipamiento bastante completo para ser un polivalente.

En el Ibiza, la impresión de calidad es similar, aunque con matices. Cede un punto respecto al Peugeot porque la presencia de los plásticos es algo menos aparente, pero lo compensa con un puesto de conducción impecable, en el que resulta más fácil encontrar la postura correcta. Además, sus asientos con tan cómodos como los del 207, pero sujetan con más eficacia, a pesar de que en nuestra unidad de pruebas estaban tapizados en cuero.

Ya es curioso que las marcas ofrezcan opciones de este tipo de coches populares. En el SEAT, esto supone un sobreprecio de 1.108 € por la piel, más los obligatorios 330 € del paquete de calefacción en asientos, lavafaros y eyectores calefactables. La opción equiparable en el Peugeot cuesta 1.221 €, a cambio de los cuales te montan, además de la tapicería de piel y los asientos calefactados, elevalunas traseros eléctricos.

Volviendo a temas menos personales pero más importantes para la mayoría, el Peugeot gana la partida en cuanto a capacidad de maletero, con 310 litros muy aprovechables que hacen parecer modestos los 292 litros del Ibiza.

Ahora bien, en lo que no se salvan es en la pérdida de practicidad manifiesta de muchos fabricantes, no sólo de estos dos que tenemos aquí. Al plegar los asientos para incrementar la capacidad del maletero (por cierto, en el Ibiza con asientos de piel el pulsador iba tremendamente duro), la superficie no es tan plana como lo era en generaciones anteriores, y esto pasa tanto en este segmento como en el de los compactos.

Puede que se deba al necesario incremento de la rigidez de los bastidores, pero lo cierto es que se trata de una tónica generalizada que sería deseable que se corrigiera.

Es inevitable: a unos nos gustan más unas marcas y a otros otras. Las experiencias previas, ya sean lejanas o vívidas, contribuyen en más ocasiones de las que creemos a decantarnos por un modelo u otro, sin que realmente haya razones objetivas que lo justifiquen.

Si eres partidario de la comodidad, el Peugeot 207 es el que debería seducirte. No es un extremista en estos lares, porque para eso ya tenemos al Citroën C3, pero la correcta absorción de las irregularidades de la carretera es una de sus virtudes. ¿Eso convierte al SEAT Ibiza en un coche incómodo? Para nada. Sin embargo, ello no le impide ser mucho más ágil y, si me apuras, hasta divertido de conducir, si no fuera porque su combinación motor-transmisión-equipo de ruedas está un poco desequilibrada.

El SEAT Ibiza 1.6 TDI CR 105 con el acabado Sport cuesta 18.180 €. El Peugeot 207 1.6 HDi 110 Sport se queda en 15.310 €. Tanta diferencia en dos coches directamente comparables obliga a bucear en sus respectivos catálogos para encontrar una explicación.

El Ibiza incluye el climatizador, faros antiniebla con función cornering, las enormes ruedas de 215/45 sobre llantas de aleación de 16″, ordenador de a bordo, asientos deportivos, elevalunas traseros eléctricos, lunas oscurecidas, volante de cuero…

En el Peugeot 207 te encuentras con las llantas de 15″, el aire acondicionado y los elevalunas traseros manuales como diferencias más señaladas.

Por consiguiente, los que prefieran algo más de diversión al volante tendrán que invertir algo más de dinero.