Pese a estar enfrascado en la aventura de disputar pruebas del Mundial de Rallies, Ken Block no olvida la que ha resultado ser, además de la venta de merchandising, su actividad principal: la de entretener al personal.
Ahora, en lugar del sufrido Subaru Impreza WRX con el que hizo la Gynkhama 2, el piloto/showman americano se ha puesto a los mandos de un Ford Fiesta, con el cual hace todo tipo de increíbles malabarismos.
Además, esta vez no se ha metido en oscuros hangares de un puerto, sino que se ha inventado un trazado muy alternativo en el histórico Autodrome de Linas-Montlhéry, una reliquia situada al sur de París, construida en 1924, que cuenta con una zona oval hiperperaltada (¿qué te parecen 51 grados de pendiente?) en su trazado de 2.548 metros.
Aquí tienes, pues, un nuevo episodio de las locuras de Block, aunque puedes apostar a que no son las últimas que veremos de él.