La teoría de la diversión es muy sencilla: conseguir mejorar los hábitos de la gente a través de acciones divertidas. Para demostrarlo, Volkswagen convocó el concurso a nivel mundial en el que buscaba propuestas originales que lograran cambiar de forma positiva los hábitos de muchos ciudadanos, no solo de los conductores.
De entre todas las propuestas presentadas, el norteamericano Kevin Richardson planteó The Speed Camera Lottery, algo así como La Lotería del Radar de Tráfico. La idea es simplemente demoledora: las sanciones impuestas a los conductores que no cumplen los límites de seguridad se acumulan en un bote que va repartiendo premios en metálico a los conductores que sí los cumplen.
La idea fue llevada a la práctica en Estocolmo (Suecia), en un tramo donde la velocidad media era de 32 km/h. Resultado: la velocidad media disminuyó en un 22%.