Dentro de un programa de 4 años de duración entre 2009 y 2012, la compañía francesa Venturi desarrolló junto a un equipo de la Universidad de Ohio un vehículo eléctrico capaz de establecer nuevos récords mundiales de velocidad en su categoría.
El primer paso en este programa se estableció en septiembre de 2009 en Bonneville, con un vehículo eléctrico propulsado por una pila de combustible de hidrógeno, el Venturi Jamais Contente, que alcanzó los 487 km/h.
En 2010, Venturi ha dado el segundo paso en este programa. El Jamais Contente ha regresado a Bonneville con baterías eléctricas en lugar de la pila de combustible de hidrógeno para establecer un nuevo récord de velocidad con su media de 495 km/h a lo largo de 1 km en ambas direcciones y su punta de 515 km/h, con lo que se ha convertido en el coche eléctrico más rápido del mundo.