Prueba Volkswagen Golf GTD: sabor a mito

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Prueba realizada por Roger Escriche

Son ya 27 años los que separan la aparición del primer Volkswagen Golf GTD de la versión que nos ocupa, y en tanto tiempo han pasado muchas cosas. Ahora, por ejemplo, Volkswagen cuenta con los motores TDI, y han aparecido varias generaciones de inyecciones common-rail de por medio. Todo suma.

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Si al Golf II las siglas GT colocadas antes de la D le venían un poco grandes, la sexta generación del modelo nos ha traído un GTD mucho más cercano a la versión GTI, aunque les separen 40 CV. Exteriormente se parecen más que nunca, y veremos si sus argumentos en marcha son tan afines como su estética.

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Por lo pronto, el Volkswagen Golf VI GTD pone sobre la mesa 170 CV y 350 Nm de par máximo. Con estas cifras de potencia en propulsores diésel hay varias opciones en el mercado, y una simple ojeada apunta que uno de los lastres que tendrá que arrastrar el Golf GTD respecto a sus rivales será su precio.

Entre sus hermanos de plataforma, también el Audi A3 2.0 TDI es algo más económico que el Golf incluso en su configuración quattro, que no está disponibe en el modelo de Volkswagen. La versión FR 2.0 TDI del SEAT León FR se puede adquirir por unos 3.000 € menos.

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Pero hay más. El nuevo Alfa Romeo Giulietta, sustituto del 147, dispondrá de una versión JTDm de 2.0 litros y exactamente 170 CV, aunque todavía no se han anunciado los precios. El Mazda 3 2.2 CRTD de 185 CV está disponible por un montante similar al del León FR 2.0 TDI, y en Volvo tendríamos que optar al motor de 5 cilindros para llegar a 180 CV por un precio también ligeramente menor.

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Si las dos primeras versiones GTD del Golf aparecieron cuando la denominación TDI del Grupo Volkswagen todavía estaba por llegar, el GTD de la sexta generación ha traído el fin del reconocible sonido típicamente diésel de los propulsores alemanes.

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El nuevo tetracilíndrico de 2.0 litros del Golf GTD es al contrario un motor muy silencioso y no transmite vibraciones al habitáculo, un aspecto que redunda enormemente en la comodidad de uso.

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El cambio hay que atribuirlo especialmente a la nueva generación de inyección directa common-rail, pero también a otras novedades técnicas que ha traído la sexta generación del Golf como un árbol de levas de escape de transmisión por correa y libre de mantenimiento o el amplio paquete de insonorización del habitáculo que ha afectado prácticamente a toda la carrocería y al parabrisas delantero.

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El fibroso propulsor con doble árbol de levas del Golf GTD entrega sus 170 CV a 4.200 rpm y unos destacables 350 Nm de par máximo entre las 1.750 rpm y las 2.500 rpm. Esto es la teoría. La práctica es que nos encontramos ante un diésel con energía en todo el rango de revoluciones, un empuje destacable abajo y que no se amilana cuando la aguja se acerca a la zona de color rojo, muy poco después del punto de máxima potencia.

Sus prestaciones puras lo delatan: 8,1 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h y 29 segundos clavados para completar el kilómetro desde parado. La principal ventaja es que todo esto está disponible con unos consumos muy razonables para el nivel de prestaciones del vehículo, si bien parece difícil acercarse a los 5,3 l/100 km del consumo combinado oficial.

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Volkswagen ha querido asegurarse de que el aspecto exterior del GTD, tan cercano a la versión GTI, no se quedara en eso, en una mera acumulación de plásticos más o menos vistosos. Por ello ha incorporado a la versión el diferencial XDS, un chasis deportivo rebajado en 15 mm y un conjunto muy efectivo de suspensiones, amortiguadores y estabilizadores que además han sido adaptados específicamente a esta versión turbodiésel.

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El resultado es bastante particular, porque el Golf GTD atesora unas excelentes cualidades dinámicas, pero es que además nunca deja de ser un coche claramente cómodo, incluso en conducción deportiva sin paliativos.

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Mientras que el diferencial electrónico XDS limita el más que previsible subviraje y mejora la capacidad de tracción, el nuevo eje de articulación múltiple trasero con suspensión independiente mantiene siempre la trasera en su sitio, incluso en las frenadas más intensas.

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De hecho, toda la parafernalia electrónica que monta el Golf GTD actúa con una discreción destacable. Si la propia efectividad del chasis consigue que casi siempre las cosas vayan por el cauce apropiado, el error tiene que ser mayúsculo para poner en apuros la estabilidad del vehículo.

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El Golf GTD también puede montar -previo pago de 895 €- la Suspensión Adaptativa Electrónica DCC, que reacciona ante los cambios de superficie de rodadura, las exigencias del estilo de conducción y durante los procesos de aceleración, frenado y apoyo, y modifica la dureza de los amortiguadores para mejorar el confort y la dinámica del vehículo.

Está equipado de serie con neumáticos 225/45 R17 y discos de freno de 312 mm deante y 253 mm detrás, ambos efectivos y bien dimensionados. A nivel de seguridad nos encontramos un ESP que integra el sistema de recomendación de giro que facilita el contravolante, el asistente a la frenada y el programa de estabilización del conjunto remolque. El Vokswagen Golf GTD también monta de siete airbags de serie, incluyendo un airbag de rodilla para el conductor.

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Si el Volkswagen Golf es un mito viviente, también lo tendría que ser la tapicería de cuadro escocés de sus asientos, felizmente recuperada como característica específica de esta versión GTD. Unos asientos, por cierto, de una calidad mayúscula, muy cómodos y nada agresivos a pesar de que sujetan bien el cuerpo, exceptuando como es habitual en un compacto la plaza central de la banqueta trasera.

Uno de los puntos más destacables del Volkswagen Golf GTD es precisamente que todas sus habilidades dinámicas se han conseguido compatibilizar con una gran comodidad interior. El ajuste lumbar en los asientos delanteros, por ejemplo, sencillamente tendría que ser incluido de serie en todos los coches del mundo desde hoy mismo.

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Además de la calidad de los acabados interiores, la visibilidad hacia todas las direcciones muy destacable, como también la luminosidad y la distancia libre hasta el techo tanto delante como detrás. Todas estas características dotan al Golf de una sensación de amplitud superior a la de modelos con cotas similares en el habitáculo. El puesto de conducción está a la altura de la comodidad general del modelo, exceptuando el manejo de la pantalla táctil, que es poco precisa.

En el maletero disponemos de 350 litros de capacidad, con el añadido de que a boca de carga es bastante amplia. Como colofón a los acabados exteriores compartidos con la versión GTI, el Golf GTD cuenta con varias especificidades como los parachoques y el espoiler trasero, la mencionada tapicería y otros pequeños detalles en el interior.

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El Volkswagen Golf GTD 2.0 TDI CR 170 CV, que este es su nombre y apellidos completo, está disponible con el cambio manual de seis velocidades desde 28.510 €, mientras que la versión con DSG cuesta cerca de 2.000 más, 30.230 €. Y ya sabemos que el cambio robotizado de doble embrague de Volkswagen es fantástico, pero aquí hay que aclarar que el cambio manual que monta el GTD es tan satisfactorio que la decisión depende única y exclusivamente de las preferencias del conductor.

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Si el precio que hay que pagar por el Golf GTD es elevado o no, pues es… un Golf. Nos queda el consuelo de que el equipamiento de serie de la versión GTD es muy completo dentro de su gama, y cuenta con alarma antirrobo, display multifunción PLUS con grafía especial GTD, faros antiniebla

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integrados en el parachoques, faros bi-xenon autodreccionables, luces interiores en el suelo, luz de marcha diurna, espejo interior fotosensible, espejos exteriores plegables eléctricamente, sensor de lluvia y volante multifunción específico.

También disponemos opcionalmente de varias llantas desde los 565 €, luces traseras con tecnología LED por 335 €, asistente al aparcamiento por 630 €, kit de manos libres bluetooth por 260 €, dos opciones de navegador con pantalla táctil por 785 € y 2.400 € y el techo eléctrico por 885 €. La tapicería de cuero cuesta 2.280 € pero, sinceramente, ¿por qué no quedarse con la mítica tapicería de cuadros de toda la vida?

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Sé que a estas alturas el tema de la tapicería de cuadro escocés puede parecer una fijación absurda, pero en el fondo es sólo nostalgia. Me cuento entre los que poseyó -muy fugazmente y de tercera mano, todo hay que decirlo- el último Golf GTD producido antes del ejemplar de la foto, el de la segunda generación, con una tapicería idéntica a la actual y una pelota de golf como pomo del cambio de marchas.

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Aunque las humaredas negruzcas que escupía cuando arrancaba presagiaban su inminente destino, esa tapicería de una elegancia kitsch aguantó hasta el último momento con enorme clase. No así el radiocassette, que se tragaba las cintas con una voracidad tremenda, el muy bastardo.

Las diferencias entre uno y otro son tan enormes que el Golf GTD de 2009 parece un electrodoméstico: lo arrancas -y arranca- hace exactamente lo que se le ordena -y lo hace bien- y después lo guardas en el garaje. Vuelves al día siguiente y todo está en su sitio, parece que incluso el polvo resbale por su carrocería… Y encima, es cómodo.

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