Prueba realizada por Roger Escriche
Tras su paso por Monteblanco, Jarama y Cheste, el Volkswagen Race Tour 2015 cierra el capítulo más lúdico del programa Volkswagen Driving Experience, que engloba todas las actividades de conducción de Volkswagen destinadas a mejorar las capacidades de sus clientes al volante en todo tipo de superficies: hielo, nieve, tierra y, por supuesto asfalto.
La gran virtud del Race Tour es que se trata de una jornada festiva en la que no sólo Volkswagen da a conocer a sus clientes las últimas incorporaciones a su catálogo, sino también la posibilidad de mejorar las habilidades al volante si se presta la debida atención a las siempre interesantes indicaciones del grupo de monitores.
La gran estrella de la edición 2015 era el Volkswagen Golf GTE, que contaba con un módulo específico, pero no se quedaban atrás el Volkswagen Scirocco R y el Volkswagen Golf Variant R, que más que conducirse se pilotaban como el GTE en el trazado de velocidad.
Fuera de él, los participantes en el Volkswagen Race Tour podían tocar la nueva generación del Volkswagen Passat, poner a prueba los Golf Alltrack, Tiguan y Touareg en la zona off-road y como siempre, divertirse con las pruebas de habilidad con el Volkswagen Polo en el trazado escuela.
El Volkswagen Golf GTE llegaba a Castellolí con aires de estrella de cine y contaba con un módulo exclusivo que se realizaba en el circuito de velocidad.
La posición del GTE en la gama de compactos deportivos de Volkswagen es más que evidente. Basta con sustituir la última letra de una ecuación que comienza invariablemente por GT y añadirle el apéndice deseado en función del combustible: I para gasolina, D para diésel y E para electricidad.
El Golf GTE da en realidad un paso más en la dirección marcada por las tecnologías híbridas ya disponibles en el mercado. Para empezar es enchufable, lo que significa que podemos salir por las mañanas del garaje con la batería del coche tan cargada como la del smartphone.
En el circuito de Castellolí pudimos circular en modo completamente eléctrico y emisiones cero para, poco después, hundir el acelerador hasta el fondo y comprobar que los 204 CV resultantes de unir las potencias del motor 1.4 TSI de 150 CV y el motor eléctrico de 102 CV dan para una aceleración contundente. Este no es un híbrido al uso, lo que significa que no es un coche concebido sólo para no gastar, con neumáticos de baja fricción y demás.
Todo el chasis del Golf GTE hace honores al de sus hermanos GTI y GTD. Puede circular durante 50 km y hasta 130 km/h en modo totalmente eléctrico, pero se comporta como un deportivo cuando se lo pedimos al ordenador de a bordo y sus cinco modos de conducción. O se lo pedimos directamente al acelerador y nos olvidamos del ordenador de a bordo.
El segundo gran atractivo del trazado de velocidad de Castellolí era la posibilidad de conducir el Golf Variant R 4Motion DSG, cuyas virtudes sobre el asfalto se acentuaban todavía más porque el coche se conducía justo antes o justo después del Scirocco R.
La diferencia entre ambos no es pequeña. De acuerdo, puede que el Scirocco R sea más divertido, pero el comportamiento del Golf Variant R es de una precisión y contundencia excelentes. Unos cuantos centímetros y 20 CV más (280 CV del Scirocco R contra 300 CV del Golf R), además de la tracción total 4Motion con embrague Haldex de quinta generación y diferenciales autoblocantes electrónicos en ambos ejes marcan una diferencia abismal.
El módulo de conducción Off-road tiene como objetivo poner a prueba la tecnología 4Motion en dos circuitos diferentes con el Touareg, para el que se utiliza el trazado más difícil, y el Tiguan y el Golf Alltrack en una pista de tierra más asequible.
Con la experiencia de unas cuantas ediciones del Volkswagen Race Tour a nuestras espaldas, el trazado Off-road escogido para la edición 2015 apenas sí era capaz de hacerle cosquillas al Volkswagen Touareg, cuyas capacidades como todoterreno son de sobras conocidas, mientras que Tiguan y Golf Alltrack tenían que conformarse con una pista forestal que, en ausencia de barro, ofrecía poco más que un pequeño paseo por el bosque.
Mucho más innovador fue el ejercicio realizado con la octava generación del Volkswagen Passat en el paddock. El usuario se sentaba en el asiento del conductor y lo primero que saltaba a la vista era que sería imposible conducir mirando a través del parabrisas, que estaba vinilado en negro y ofrecía una visión frontal igual a cero. El ejercicio consistía en realizar un pequeño circuito a muy baja velocidad empleando como referencia únicamente el sistema de cámaras 360º que equipa la nueva generación del Passat. Algo parecido a pilotar una nave espacial.
Tras el Race Tour de Castellolí, el Volkswagen Driving Experience cierra el año 2015 con el estreno en el circuito de tierra de Lleida del Rally Experience, una intensa experiencia de copilotaje y conducción de rallies coincidiendo con la prueba española del Mundial de la especialidad. Posteriormente, el Circuito de Montmeló acogerá la última Escuela R del año, y el Circuit Grandvalira en Andorra el curso de conducción sobre hielo y nieve.