Comparativa: Volkswagen Scirocco R contra Mazda3 MPS

Equipo de pruebas de Cochesafondo.com

Esta comparativa es el sitio donde los coches empiezan a perder la cordura. Es decir. Convencer a alguien para comprarse un compacto de 180 CV es relativamente sencillo: al fin y al cabo, el argumento de que potencia es igual a seguridad casi siempre funciona. Cuando rebasamos la frontera psicológica de los 200 CV la cosa se complica, aunque esos todavía discretos spoilers y esas llantas de aleación tan bonitas junto con un poco de perseverancia siempre tienen premio.

En el segmento de los compactos, los coches que rondan los 240 CV ya son considerados propuestas directamente radicales, con lo que difícilmente podemos encontrar un sólo argumento racional para justificar su compra. Pero lo mejor del caso es que todavía hay más. También podemos optar por uno de los dos ejemplares de esta comparativa, a los que ya nadie tendría la poca vergüenza de defender con argumentos racionales. Sólo desde la más absoluta pasión por conducir.

El Volkswagen Scirocco R es el compacto más bello que puede uno encontrarse hoy en día en un concesionario. Una propuesta exclusiva donde las haya. Ironías de la vida, aquí el Mazda 3 MPS es el más discreto a pesar de su enorme alerón y la delatadora protuberancia del capó. Al lado del Scirocco, casi parece un coche normal.

Además de su rotunda estética, el coupé alemán pone sobre la mesa los 265 CV de su motor de 2.0 litros TSI asociados al rapidísimo y efectivo cambio de doble embrague DSG. El modelo japonés responde con 260 CV que brotan de su 2.3 litros DISI y un cambio manual de seis relaciones de una precisión quirúrgica.

Los dos tienen tracción delantera, pero Mazda ha mantenido el diferencial autoblocante mecánico en esta nueva generación de la versión más radical de su compacto y Volkswagen ha optado para la temible variante R del Scirocco por el diferencial electrónico XDS que va extendiéndose con paso firme por diferentes modelos y variantes del Grupo.

Sin más preámbulos, lancémonos a trazar curvas. A ver qué pasa.

De entrada y sin rodeos: las diferencias en prestaciones se van a quedar en los fríos números sobre fondo blanco. Si te entretienes un momento para encontrar los 5 CV de diferencia entre los dos modelos la ajuga del cuentarrevoluciones estará ya en la zona roja y habrás llegado tarde a la siguiente marcha.

El Mazda3 MPS ha heredado el motor de 2.3 litros DISI turboalimentado de la anterior generación del modelo, aunque un nuevo sistema de control de la presión de sobrealimentación se encarga de minimizar los picos abruptos de par y da más progresividad a la entrega de potencia. El resultado es un motor bastante más lineal que el del MPS anterior con una enorme y maravillosa patada sostenida desde poco antes de las 3.000 rpm hasta alcanzar (en una exhalación) la zona roja del cuentarrevoluciones. Entrega sus 260 CV a 5.500 rpm y el par máximo de 380 Nm a 3.000 rpm.

Con este motor, el Mazda3 MPS acelera de 0 a 100 km/h en 6,1 segundos, tres décimas más lento que el Scirocco R con el cambio DSG. El 2.0 litros TSI de Volkswagen ya sabíamos que era un motor de una gran suavidad en todas sus variantes y niveles de potencia, y la unidad que empujaba al Scirocco R no ha hecho más que confirmarlo. Aquí bastan cuatro cilindros, dos litros, un turbo e inyección directa para conseguir 265 CV y lo que es más: un par máximo de 350 Nm que se sostiene entre 2.500 rpm y 5.000 rpm sin desfallecer ni un instante. Potencia constante desde muy abajo hasta el final.

Las diferencias entre los dos modelos las encontramos en las siglas de las siempre extrañas palabras alemanas Direkt Schalt Getriebe, las del cambio robotizado de doble embrague de Volkswagen, que es un prodigio de rapidez y eficacia. Muy pocos conductores con un cambio manual pueden alcanzar el nivel de limpieza y precisión del DSG en modo manual y con nuestros dedos permanentemente colocados en las levas del volante.

Para los amantes del cambio manual y de las reducciones violentas a pocos metros del vértice de la curva, hay que añadir que el que monta el Mazda 3 MPS es sencillamente perfecto en cuanto a tacto, recorrido y relaciones, que se han alargado ligeramente respecto a la primera generación del MPS. Para arrancarlo del coche y llevárselo a casa, vaya.

Probablemente, alguien que quiera poseer alguno de estos dos ejemplares será perfectamente consciente de que sus consumos no son los de un microcoche, y es cierto. Pero también hay que decir muy claramente que los dos engullen una cantidad muy razonable de gasolina teniendo en cuenta su nivel de prestaciones.

Orientativamente, ya que los recorridos totales de los dos coches fueron diferentes, el Scirocco R finalizó con un consumo medio de 12,1 l/100 km mientras que el Mazda3 MPS de 11,5 l/100 km.

Hemos llegado donde queríamos llegar desde el principio. Para transmitir al suelo 260 CV a través del eje delantero es evidente que hace falta un diferencial autoblocante o algo que se le parezca. Mazda ha mantenido para el MPS el autoblocante mecánico de los de toda la vida que ya montaba la primera generación del modelo, mientras que en Volkswagen se va extendiendo en innovador XDS, una suerte de diferencial electrónico que no deja de ser un ESP llevado hasta las últimas consecuencias.

Con el diferencial XDS, el Volkswagen Scirocco R es claramente menos subvirador de lo que sería sin él, aunque los resultados no llegan alcanzar la eficacia del Mazda en virajes cerrados. El sistema electrónico del coupé mejora perceptiblemente la capacidad de tracción a partir del vértice de la curva, pero el eje delantero no se mete en ella con la violencia tremenda con que lo hace el MPS. La principal virtud del XDS, en este sentido, es que consigue mejorar el comportamiento del coche sin tener que recurrir a la transmisión 4Motion que monta el Golf R, muy útil pero también más pesada.

Todo esto es más apreciable en apoyos muy cerrados, como decíamos. Las ganas del eje delantero del Mazda3 MPS de meterse en la curva cuando giramos el volante son irrefrenables, lo que quiere significa que, según las leyes básicas de la física, la parte trasera del vehículo tenderá con más facilidad a redondear el viraje.

Cuando la distancia entre las cunetas empieza a ensancharse y la cantidad de árboles por segundo que vemos a través de las ventanillas aumenta es cuando aparece el mejor Scirocco R. El aire comienza a deslizarse con más facilidad por su estilizada carrocería y surge ese aplomo fantástico en curva rápida favorecido por un centro de gravedad más bajo y su deliciosa suavidad, que se acaban convirtiendo en precisión.

Mazda ha dedicado un importante esfuerzo en optimizar los ejes de transmisión para minimizar la influencia del par en la dirección, pero la realidad es que éste se nota muchísimo más que en el modelo de Volkswagen. En definitiva, las virtudes que en curva cerrada le daban ventaja respecto al Scirocco R lo penalizan en curva rápida, donde demuestra una pisada más errática.

Otra de las ventajas del Scirocco R es que monta la suspensión activa, que cuenta con tres niveles de endurecimiento de la amortiguación que van desde el bastante duro de la posición Comfort hasta el hormigón armado de la Sport. El Mazda3 MPS se situaría aproximadamente entre la posición Comfort y la Normal del Scirocco R.

Lo más divertido de una comparativa es que se va cambiando de coche con frecuencia, y por lo tanto las sensaciones que ofrece uno y otro están siempre muy frescas. Por eso cuando salimos del habitáculo el Scirocco R y nos sentamos en el Mazda3 MPS podemos llegar a tener la sensación que hemos entrado en un monovolumen.

©Factoria Singular

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Después nos fijamos en esa protuberancia en el centro del capó y pisamos el embrague y entendemos con bastante claridad que no, que el Mazda 3 MPS no ha sido concebido para transportar a la familia, sino para trazar curvas. En el Scirocco R la rotunda estética exterior tiene su punto de continuidad en el habitáculo y el puesto de conducción, netamente deportivos. Vemos el suelo muy cerca y reina la oscuridad.

Entonces empezamos a movernos y todo es suavidad de funcionamiento, todavía más acentuada por el cambio DSG. La dirección, los pedales y el resto de selectores, todo nos transmite calidad de acabado y firmeza. En el Mazda3 MPS, la firmeza pasa a ser dureza. Los pedales, el cambio y la dirección, que son los tres elementos con los que el conductor está permanentemente en contacto, nos lo recuerdan a cada metro.

©Factoria Singular

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Si para alguien la practicidad es un factor importante en un compacto con 260 CV, su opción es sin duda el Mazda3 MPS. A fin de cuentas, tiene un habitáculo más luminoso, un mayor maletero con una boca de carga mucho más grande, mejor visibilidad trasera y unas plazas más amplias para los ocupantes de atrás. Más amplias aunque menos envolventes que las del Scirocco R, donde los eventuales ocupantes traseros podrán disfrutar de las habilidades al volante del conductor sin tener que atornillarse al asiento.

Además de las diferencias entre el Mazda3 MPS y el Scirocco R descritas anteriormente, hay que añadir otra: el precio. El Mazda3 MPS está disponible desde 31.550 €, mientras que para poseer el Scirocco R en Volkswagen nos pedirán 35.650 €, aunque también está disponible la versión del coupé con cambio manual por 33.900 €, más o menos a medio camino.

Ya hemos visto las diferencias en cuanto a comportamiento de estas dos máquinas de acelerar, que era lo que nos tenía aquí reunidos. El Volkswagen Scirocco R, un coupé que se comporta como tal, al que le gusta el espacio y la velocidad. El Mazda3 MPS, más apropiado para los trazados ratoneros con una curva tras otra.

¿Qué ofrece, además de esto, cada una de ellos? La gran baza del Scirocco R es sin duda su estética, una de las propuestas más exclusivas que pueden encontrarse dentro de su rango de precios, un auténtico imán de miradas. El Mazda3 MPS, que en otras circunstancias encarnaría el exotismo japonés, representa aquí la propuesta práctica, con cinco puertas, un maletero y todo lo demás que se puede pedir a un compacto.