Prueba Volkswagen Touareg V6 TDI: grandeza popular

Prueba realizada por Gabriel Esono

El día que en Volkswagen decidieron abordar el segmento del lujo con su propia marca, lo tuvieron bastante claro: por una parte, había que crear una limusina de alto rango, proporciones clásicas de tres volúmenes y, por supuesto, unos niveles de calidad y sofisticación técnica a la altura de las marcas típicas por estos lares, es decir, los paisanos de Mercedes-Benz, BMW y Audi. Se trataba del Volkswagen Phaeton, la berlina premium de la marca del pueblo.

Por el otro lado, era casi indispensable crear un automóvil que subiera varios centímetros esos mismos estándares de refinamiento.

Dicho con otras palabras, había que sacar partido del incipiente auge de los SUV, que encontraban en los segmentos de lujo un filón por explotar. Era el año 2002, y había nacido el primer Volkswagen Touareg.

Esta segunda generación apenas hace medio año que está en el mercado, aunque ya desde los primeros bocetos parecía que la firma de Wolfsburg tenía claro que iban a hacer un coche muy diferente al anterior. Seguramente el tener a 

Porsche tan cerca (recordemos que el Cayenne parte de la misma base técnica que el Touareg) habrá influido a la hora de crear una carrocería con una línea de la cintura proporcionalmente más alta.

No es que se trate de un coupé, pero desde luego invita a pensar que se ha buscado un mejor comportamiento dinámico.

Por otra parte, la gama de motores ha evolucionado siguiendo los criterios obligatorios actualmente, a saber, incrementar el rendimiento reduciendo a la vez las emisiones y, por consiguiente, también los consumos.

Las siglas TDI del Grupo Volkswagen se han ganado a pulso buena fama por su positiva relación entre las prestaciones que ofrecen y los consumos que requieren. En el caso de este Touareg, se trata de la última evolución del V6 de 2.967 cc, que ahora entrega 240 CV de potencia a 4.000 rpm y 550 Nm de par motor, disponibles entre las 2.000 rpm y las 2.250 rpm. No está nada mal para una versión básica.

Traducir estas cifras en sensaciones resulta bastante sencillo: este propulsor es tanto más satisfactorio cuanto más consciente eres de lo que tienes entre manos.

Su empuje es notable siempre y, aunque el rango de revoluciones óptimo es relativamente contenido, lo que encuentras un poco antes y bastante después de éste también puede quitar el hipo a algún pasajero distraído.

La marca anuncia una aceleración de 0 a 100 km/h en 7,8 segundos. Reconozco que antes de subirme al coche pensaba que era una cifra un pelín optimista. Cuando me bajé de él, ya no me lo pareció en absoluto.

Lo que ya creía imposible era acercarme a los consumos declarados, con una media de 7,4 l/100 km. La verdad, a mí los 9,8 l/100 km que ha mostrado el ordenador de a bordo tras nuestro en absoluto escrupuloso recorrido de pruebas ya me parecen impresionantes.

Esa cifra tiene más valor si se tiene en cuenta que además de circular por autopistas, carreteras y rampas de garaje, la pinta de este coche puede incitar también a sortear obstáculos cual cabra en el monte, y ahí los consumos de ciudad parecen una broma al lado de lo que gasta al afrontar fuertes desniveles en terreno resbaladizo.

Las virtudes prestacionales del 3.0 V6 TDI son si cabe más notables si tenemos en cuenta el peso en vacío del conjunto, nada menos que 2.099 kg, a pesar de la cura de adelgazamiento a la que se ha sometido la segunda camada del Touareg.

Claro que estos méritos no son sólo achacables a las mejoras realizadas al propulsor. El cambio, automático de 8 relaciones, es todo un ejemplo de finura y rapidez, en el que apenas se notan las transiciones, especialmente al acelerar.

Las reducciones, como en la gran mayoría de cajas con convertidor de par, son tal vez su punto menos bueno, o al menos eso es lo que uno percibe cuando trata de hacer con este coche cosas tan absurdas como seguir a un Renault Clio Sport en una carretera de curvas.

Para todo lo demás, ni una sola pega, porque con dos velocidades más que el anterior, se han podido hacer una séptima marcha muy larga y una octava casi infinita. O lo que es lo mismo, se han conseguido buenas recuperaciones y mejores consumos sólo con la caja de cambios.

Las tecnologías BlueMotion, como está mandado, aportan por fin el resto de lo necesario para que los consumos se mantengan en cifras tan contenidas, en términos relativos. La utilidad del Start/Stop se hace evidente en ciudad, mientras que la del sistema de recuperación de energía te la has de creer, pero al final los números cantan, y por lo que hemos visto no desafinan.

Si la estabilidad es uno de los puntos críticos en el desarrollo de cualquier automóvil, en un SUV esta faceta se vuelve aún más peliaguda. El caso del Volkswagen Touareg no ha de ser una excepción, porque se trata de un coche con más pinta de todoterreno que de coche de representación y, sin embargo, ha de ser capaz de desenvolverse con tanta soltura por bancos de arena que por despejadas autopistas.

¿Lo consigue? Pues a medias. Empezando por el comportamiento en asfalto, que es por donde la mayoría de las unidades vendidas pasarán la mayor parte del tiempo, se puede afirmar sin rubor que el todocamino de lujo alemán es un coche campechano, en el regio sentido de la palabra.

La suspensión neumática le permite presumir de un talante más noble que burgués, de modo que a pesar de lo que sus cotas y pesos podrían sugerir, se comporta con gran precisión y aplomo. Cuanto más rápida es la carretera, más partido se saca y mejor se puede valorar el excelente filtrado de este tipo de amortiguación, por el que la marca alemana te reclamará 3.295 €.

Cuando las cosas y las curvas se tuercen, entonces las inercias y las oscilaciones te saludan al pasar, de eso no hay duda, pero en Volkswagen han sabido encontrar un punto de eficacia bastante satisfactorio al configurar el bastidor, que a pesar de contar con unas ruedas M+S de serie (eso sí, sobre llantas de 18″) es capaz de hacer disfrutar un rato largo en algún tramo ratonero, algo que tal vez se podría mejorar con las suspensiones deportivas (415 €), aunque sólo te servirán para eso.

En cambio, si quieres tener un coche realmente para todo e ir rápido con él, entonces la suspensión neumática deportiva con control de balanceo adaptativo lleva tu nombre, pero tendrás que añadir 3.740 € más a la cuenta.

De camino al campo es donde te puedes encontrar con las primeras dificultades si no has sido previsor el día de pasar por caja. Este coche es un SUV de muy alto standing, de ahí que cuente de serie con elementos tecnológicos imprescindibles como la tracción total 4Motion con el eficaz diferencial central Torsen o el programa «Off-road», parecido al del Tiguan, con el que se activa el sistema de control de pendientes, cambia el modo de actuación del ABS, el EDS y el ASR, y también el de la caja de cambios. Si te metes en líos sin haberlos buscado, esto debería bastar para solucionarlos.

Ahora bien, si lo que tienes en la cabeza es pasarte los fines de semana a la caza y captura de problemas en el campo, el «Terrain Tech» (1.905 €) se hace imprescindible. A pesar de los grandes recorridos de la suspensión neumática, llega un momento en la vida de un todoterreno que al menos una de las ruedas pierde el contacto con el suelo.

Cuando este momento llega, o eres un verdadero mago, o con tres no te llega para pasar según qué obstáculos. La solución de Volkswagen es ideal, al sustituir el Torsen central por un diferencial con reductora y bloqueable al 100%, bloqueo aplicable también al diferencial trasero. Sólo entonces el Volkswagen Touareg se gana la consideración de auténtico 4×4.

Un coche que mide 4.795 mm de largo y 1.940 mm de ancho tiene que ser amplio por fuerza. El Volkswagen Touareg no sorprende en este sentido y le da a sus cinco ocupantes espacio por todas partes. Si encima tiene el techo panorámico opcional (1.455 €), además de espacio físico contarás con espacio emocional, aunque se echa de menos que no se puedan solicitar, ni como opción, dos plazas suplementarias.

Así pues, esta es una de las ventajas de viajar en un coche de estas dimensiones, que todo lo que tiene de tranquilo en las reacciones al volante lo tiene de generoso en cuanto al trato a los que van en él.

El mimo llega incluso de la contenida rumorosidad mecánica. Con la llegada del common-rail, se estaba convirtiendo en un tópico la idea de que los motores diésel podían compararse en cantidad de ruido con los gasolina.

En otros casos quizá se tendría que matizar, pero no en este Touareg, que está perfectamente insonorizado. Me gustaría haberlo tenido con temperaturas bajas para comprobar si soportaba la prueba del arranque en frío, porque cuando el tiempo es bueno, nada hace pensar que el propulsor bajo el capó es de los que quema gasóleo.

En cuanto a precisión de ajustes y calidad de materiales, más de lo mismo. Calidad de marca premium para un coche que lleva el mismo escudo que un Fox. Creo que no hay ningún fabricante en el mundo tan versátil y, teniendo en cuenta que la tradición de Volkswagen en este segmento es aún escasa, el mérito es doble.

Y no sólo es que todo lo que se ve y se palpa dé buenas sensaciones, sino que el diseño del interior, sin llegar a ser demasiado colorista, sí goza de una acertada colocación de todos sus elementos.

Una de las grandes ventajas que con que cuenta este coche es también otro de los puntos que requiere un periodo de adaptación. La suspensión neumática, con todas sus cosas buenas, es también de las que puede hacer que alguno se maree, incluso conduciendo. Es más defecto mío que del Touareg, pero he reconocer que los primeros kilómetros me lo hizo pasar un poco mal. Después, acomodado en su butacón, todo quedó en un vago recuerdo.

Hay que ser muy sibarita para encontrarle defectos a un coche que, en la versión Premium, cuesta 60.320 €. El precio del Volkswagen Touareg 3.0 V6 TDI básico es de 57.640 €, consecuencia de renunciar a los luces delanteras bixenón con luz de día de LED y lavafaros, asientos de piel calefactados, pomo del cambio tapizado en cuero y la alarma.

Si no lo eres tanto, entonces quizá te parezca un exceso el precio extra a pagar si lo que pretendes es emular las perrerías que le hace Carlos Sainz a su coche cuando se va a dar una vuelta por Argentina y Chile.

Sin embargo, los fabricantes no son tontos y, antes de perder ventas por montar en un modelo accesorios que, no nos engañemos, pocos llegan a utilizar jamás, prefieren bajar algo el precio final de un producto que, pese a todo, sigue mostrándose muy elitista.

Volkwagen ya demostró haber acertado con el primer Touareg, y ahora con el segundo ha sabido mejorar el producto para hacerlo más atractivo para los que sólo quieren un coche grande y con pinta de todoterreno, y también para los que sólo quieren un todoterreno aunque sea grande.

Un amigo, experto conocedor del mundo del motor, propuso una vez una cuestión muy debatida durante años: ¿son realmente los SUV coches recomendables? En realidad, su pregunta era capciosa, porque lo que yacía bajo su fingida duda era que si la mejor cualidad de este tipo de coches era moverse por asfalto y ocasionalmente fuera de él, ¿eso no los hacía perfectos?

A estas alturas ya no es cuestión de plantearse si las aptitudes de estos coches que parecen todoterrenos pero se comportan mejor en carretera los hacen apropiados. Lo cierto es que están en el mercado porque la gente, es decir, tú o yo, o el que pueda, los compramos para conducirlos y para usarlos como nos dé la gana.

Tanto si tienes una parcela en un recóndito bosque en Galicia como si te gusta que tus hijos tengan una vista privilegiada de camino al colegio, coches como el Volkswagen Touareg son capaces de hacerte sentir que el dinero que has gastado ha merecido la pena.